Expirado
Religiones

Teoría y práctica, analizadas por David George, anglicano, vicepresidente del Foro Ecuménico Social.

Jorge Luis Borges dijo que “todas las teorías son legítimas y ninguna tiene importancia. Lo que importa es lo que se hace con ellas.”  Teorías por supuesto hay muchas. Hay teorías económicas, teorías políticas, teorías científicas y hasta teorías teológicas y ejercen las mentes más privilegiadas como la de Stephen Hawking por ejemplo con su teoría de todo.

Una teoría intenta explicar una realidad grande y compleja y entender su relación con la vida humana, a veces con el propósito de conseguir beneficios o bendiciones. Esta mañana quisiera relacionar las palabras de Borges a las teorías que tratan de entender lo que logró Jesús en la cruz para la humanidad; o sea las teorías de la salvación.

Creemos que Jesús es nuestro “Salvador”, pero ¿Cómo exactamente nos salva? Usamos palabras como “redención” y “sacrificio” y “expiación” y “propiciación”. Todas son legítimas en el sentido que todas pueden apoyarse en textos bíblicos, pero ninguna por si sola alcanza para iluminar toda la verdad del misterio pascual.

Los reformadores anglicanos del siglo 16 en la plegaria eucarística amontaron las palabras para cubrir cualquier omisión involuntaria ya que habla de “redención”, “oblación” (dos veces) “sacrificio” y “satisfacción”. Acá parece que la llave para entender la salvación es la muerte misma de Jesús. En la historia cristiana otras teorías han enfocado su encarnación, su perfecta vida, su sufrimiento y su resurrección como llave o pista principal.

Todas estas teorías son válidas y apuntan a la realidad de la salvación y diferentes tradiciones enfatizan una u otra teoría y tal vez, si no queremos atarnos solamente a una o estamos algo confundidos por las diferencias entre ellas, bastará concluir que en su conjunto encontramos la salvación que viene de Cristo.

El problema con estas teorías es que son teorías, o sea no prestan atención a las particularidades históricas de la vida de Jesús; son conceptos abstractos sin un contexto. Y el contexto de Jesús es el judaísmo; Jesús es un mesías judío y no se puede entender como nos salva fuera de este contexto. Aunque las teorías ayudan a entender la salvación de individuos Jesús el Mesías fue llamado a  cumplir la salvación de todo el pueblo de Israel.

Que Jesús es la encarnación y la recapitulación de toda la historia de Israel se ve en lo que Él dice a los discípulos en la lectura de hoy del cumplimiento de “todo lo que está escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.”  Jesús es la culminación de la historia de Israel contenida en los tres grandes rubros - la Torá, la profecía y la sabiduría; Jesús es el “Hijo del Hombre” porque representa a todo el pueblo de Israel.

Jesús en su vida recrea la historia de Israel. Como niño baja a Egipto con José, sufre hambre y sed y duras pruebas en el desierto por 40 días como Israel sufría por 40 años, llama a 12 hombres para ser los 12 nuevos patriarcas de un nuevo Israel. Más allá de estos símbolos Jesús en su estilo de vida manifiesta una suerte de exilio interno, uniéndose a las personas más marginadas de la sociedad – leprosas, prostitutas y cobradores de impuestos. En la época de Jesús el pueblo de Israel sufría una suerte de exilio interno ya que vivía bajo el yugo de Roma, un imperio pagano de inmenso poder.

El exilio en Babilonia era una experiencia definitoria para Israel. Ahí Israel descubrió que en exilio estaba más cerca a Dios que en la Tierra Prometida y llegó a conocerlo mejor. Ahí y entonces se compusieron las santas escrituras de la biblia hebrea; y descubrieron en su tristeza y dolor que Dios estaba con ellos más que nunca. Antes del exilio pensaban en Dios como un dios que había hecho un pacto para que Israel recibiese bendiciones si lo guardara; en el exilio, después de desobedecer y violar el pacto, aprendieron que Dios sin embargo estaba con su pueblo en su tristeza y anhelo.

Esta experiencia profundamente arraigada en la historia, textos sagrados y sicología de Israel ayudó a los primeros cristianos, todos judíos por supuesto, a discernir que Dios nunca había estado con ellos más segura y completamente que en el sufrimiento del dolor de la cruz. Así Dios se encuentra con nosotros no por medio de una teoría fuera de contexto sino a través de los judíos, el amor eterno de Dios por ellos y gracias a ellos su amor por todas las naciones y la creación entera. Como afirma Jesús a la mujer samaritana: “la salvación proviene de los judíos.”

Vuelvo a esta frase de Borges acerca de las teorías,  que “ninguna tiene importancia. Lo que importa es lo que se hace con ellas”.  Creo que Jesús estaría de acuerdo con esto. En su encuentro con los discípulos después de la resurrección no se detiene en largas explicaciones acerca de la manera en que ha logrado la salvación del mundo sino les enseña que las escrituras profetizan su sufrimiento y resurrección y que ahora “en su nombre se predicarán el arrepentimiento y el perdón de  pecados a todas las naciones, comenzando en Jerusalén”  Cualquiera sea la teoría o teorías que nos satisfacen lo importante es lo que hacemos ahora con ellas.

La salvación en Cristo nunca puede ser solamente una teoría. Es una realidad que debe verse en su debido contexto y para nosotros ese contexto es la iglesia, pero una iglesia de  personas que creen que son llamadas para ser el contexto de la historia de Jesús y para hacer este trabajo que Jesús resume como “el arrepentimiento y el perdón de pecados.”   El desafío para nosotros es la creación de una comunidad en la cual estamos convencidos que Jesús está siempre con nosotros  pase lo que pase y que nos ha  llamado del exilio a ayudar a otros que están en el exilio.

San Lucas, en su narración de la Pasión, nos cuenta de tres hombres clavados a sus cruces que están agonizando; es una imagen desoladora de un abandono total en la cual Dios mismo se ha ausentado.  ¿Dónde está la salvación acá? ¿Dónde está Dios?  Aquí vemos demostrado lo que Israel había aprendido en Babilonia, que Dios se da a conocer a pesar de la desventaja y desesperanza. Jesús no dirige sus palabras a un discípulo o amigo sino a un desconocido tan condenado y torturado como Él;  este hombre anónimo, estando con Jesús en Su agonía, pudo arrepentirse y comenzar una nueva vida. Por lo tanto Jesús le dice “Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.”  El Dios que se dio a conocer así es el mismo Dios que como iglesia debemos dar a conocer a nuestro prójimo.