Expirado
Cátedras Antiguas

Responsabilidad Social Empresaria. Algunas notas

CEO del Grupo Quickfood / Marfrig

Hay -como en círculos concéntricos- responsabilidades sociales adicionales, que tienen que ver con que cada persona que está en la organización tenga la posibilidad de desarrollarse.

Reglas estables

La Argentina no tuvo un contexto tranquilo en los últimos 50 años. Ha sido más inestable que otros países. Tiene y tuvo frecuentes cambios de reglas, para un lado y para el otro, a veces para fomentar la exportación, a veces para prohibirla, a veces para cuidar el mercado interno, a veces cuando son necesarias las divisas hay que fomentar rápidamente las exportaciones. Sin duda los frecuentes cambios de reglas no ayudan a tomar decisiones de largo plazo y eso frena muchas inversiones.
Hemos tenido demasiados altibajos, lo cual no implica disminuir para nada la responsabilidad social del empresario, sino al contrario. El hecho de haber persistido, sobrevivido y quizás crecido en esas condiciones demuestra la capacidad de adecuarse y seguir con un proyecto de largo plazo.

Libertad

Se debe apreciar el valor de la libertad empresaria, siempre y cuando no tengamos actitudes monopólicas. Eso pone a prueba a la organización y el tipo de trabajo que estamos haciendo. Beneficia también al consumidor que tendrá para elegir y no dependerá de un solo proveedor.
Es algo que a muchos en la Argentina les cuesta aceptar. Se tiende a ser liberales hacia afuera y muy proteccionistas hacia adentro. Eso no es coherente.
Cuando hay  mucha intervención desde el Estado, se quita margen de libertad y se quita también mucha responsabilidad. Si yo no fijé el precio, si no pude determinar cuánto voy a vender en el mercado externo y cuánto en el mercado interno, si eso me viene de afuera, las consecuencias de esa decisión no serán mi responsabilidad, será la responsabilidad de otros.

Corto y largo plazo

Los empresarios tenemos la responsabilidad de expresar públicamente aquello en lo que  creemos que en base a la experiencia es lo mejor para el país, lo mejor para la sociedad en la que se vive. En la Argentina el empresario ha tendido a solucionar el problema concreto de su compañía, pero no hubo muchos aportes para se tomen medidas de largo plazo, que impliquen -por ejemplo- cómo va a ser nuestra inserción en el mundo.
En un país que tiene el 40 % de sus salarios en negro hay algo que está fallando groseramente. Es cierto que eso le puede convenir a algún empresario, porque se ahorra las cargas sociales, o beneficia a algún obrero que pide que en lugar de pagar las cargas sociales le den una parte a él. Pero este cortoplacismo para resolver el problema de hoy sin pensar en lo que viene en el futuro, genera la injusticia que unos paguemos los impuestos y que otros no lo hagan, y también genera irresponsabilidad social. En esto hay un rol que deben jugar los sindicatos.
Las visiones cortoplacistas nos hacen perder el rumbo y por eso cambiamos de línea a veces tan groseramente, no solo entre un gobierno y otro sino también dentro de los mismos gobiernos. Se necesitan en cambio, políticas de estado que vayan más allà de un periodo de gobierno.

Responsabilidad social

Hay responsabilidades sociales muy básicas, como las que tienen que ver con el producto bien hecho, entregar lo comprometido, tanto en cantidad como en calidad, cobrar
un precio razonable, aceptar la competencia, cumplir con los impuestos o con los aportes previsionales.
Pero después hay -como en círculos concéntricos- responsabilidades sociales adicionales, que tienen que ver con que cada persona que está en la organización tenga la posibilidad de desarrollarse, de dar lo mejor de sí. Lo cual no es malo para la empresa, al contrario, es bueno, si hace que esa persona en lugar de estar buscando todo el tiempo adonde irse, se da cuenta que tiene una posibilidad de crecer allí.
Lo mismo sucede con el entorno geográfico, con los vecinos, con el medio ambiente,etc.
En los años ’60 se hablaba mucho del balance social, ideas que venían básicamente de Francia. Consistía en valorizar en números cuestiones de orden cualitativo, como la calidad de los productos, o el clima laboral, que son muy difíciles de evaluar.
Hoy muchas compañías hacen un informe o memoria social. Para ellas hacer bien el producto o prestar bien el servicio, es algo que se descuenta y no hace falta informarlo en un reporte. La responsabilidad social empresaria va más allá de cumplir los impuestos. Tiene que ver no solo con el personal sino con temas que trascienden las paredes de la compañía, con la forma en que nos llevamos con el entorno, cómo estamos ubicados en el barrio donde está la planta, con el cuidado del medio ambiente, o -por ejemplo- porque aparte de dar trabajo armamos escuelas para que los jóvenes que quieran aprender un oficio se vayan preparando y tengan una fuente de trabajo relativamente cercana.

Estos son factores que hacen que la gente valore a las empresas a través del tiempo. Aquellas que persisten, que continúan no solo sosteniéndose sino creciendo, teniendo un nombre, una firma que genera respeto. Hay una frase bíblica que dice "por los frutos lo conoceréis". Por eso se puede hablar de los frutos de empresas buenas, regulares y malas.

CÁTEDRA ABIERTA DE RESPONSABILIDAD SOCIAL Y CIUDADANA