Expirado
Cátedras Antiguas

Del imperativo ético en tiempos de cólera…financiera

Observatoire de la Finance, Ginebra, Suiza

¿Son las finanzas una "profesión" - con una deontología específica- o son solamente un comercio?

 

Las finanzas suelen definirse como una actividad económica del sector terciario o, para simplificar, una actividad de servicio tanto a los actores como a la economía que a la sociedad en un sentido más amplio. Concretamente, las finanzas tienen por función principal garantizar la fluidez de las transacciones que son indispensables para la actividad económica, permitiendo así la mejor utilización de los capitales disponibles.
Sin embargo y desde hace unos treinta años (desde el fin del llamado período de prosperidad que va de 1945 a 1973), el lugar que ocupan las finanzas ha venido creciendo de manera constante, tanto en la economía como en las representaciones y aspiraciones de los actores políticos, económicos y sociales. Este espectacular incremento de prácticas, de técnicas pero también de representaciones y valores ligados a las finanzas, es calificado de “financiarización”.

Rendimientos financieros y reales

Dicha exponencial explosión de actividades financieras, desarrolladas mucho más rápidamente que el resto de la economía, les han permitido adquirir una cierta autonomía; incluso podemos afirmar que las finanzas han sometido a la economía “real”. Así pues, las finanzas han pasado de servir (actividades de servicio) a dominar las actividades tanto económicas como sociales, poniendo en peligro el tan anhelado bien común de nuestras sociedades.
Ahora bien, si la financiarización abre oportunidades innegables en el plano conceptual (teoría) y profesional (praxis), puede también conllevar a consecuencias peligrosas. La crisis desencadenada en el otoño del 2007 lo ilustra perfectamente al mostrar claramente el carácter crucial de la responsabilidad de los individuos e instituciones que operan en los mercados financieros. Al movilizar cantidades superiores a sus equivalentes en la economía real, los mercados financieros se hacen responsables tanto por las crisis como por los tiempos de euforia que puedan engendrar. Frente a estos colosales riesgos, la confianza y la visión a largo plazo deberían ser los pilares del sector y estar anclados en el comportamiento de los actores. Estos ideales han de hacerlos proceder a, por ejemplo, reformar sus prácticas en caso de fallas detectadas o denunciadas; a innovar responsablemente; a crear confianza sin comprometer principios con el fin de una mejor integración del bien común en las decisiones financieras. Finalmente, cabe precisar que los actores no son solo los responsables. La responsabilidad de la buena marcha del sistema concierne por igual a las instituciones.
La responsabilidad individual y colectiva son de este modo complementarias. Ya sea desde la perspectiva del interés de los poseedores de capital individual o institucional, o bien desde la preocupación de la dimensión ética de las actividades y prácticas de las finanzas, o incluso desde el punto de vista del bien de la colectividad, esta nueva situación exige una definición de las responsabilidades que incumben a los actores del mundo financiero.
Como ya se ha mencionado, las finanzas son una actividad de servicio. Empero, es primordial clarificar de qué servicio se trata, para quién, con qué contrapartes y en nombre de qué objetivos. Es entonces imperativo proceder a un diagnóstico y análisis  holístico de todas nuestras actividades porque la crisis que vivimos hoy en día es sistémica y no sólo económica y financiera. Tiene sus raíces mucho más allá del aparente equilibrio entre la llamada economía real y la actividad financiera. Es el resultado de la presión que, año tras año, ha debilitado la base material, social, intelectual y ética del sistema socio-económico basado en la libertad política y económica. Esta ruptura sistémica, si no se identifica de forma rápida y correcta, podría poner en “jaque” y tal vez “mate” a la economía de mercado, cuyo propósito principal es promover la dignidad y el bienestar de la persona humana.

¿Qué es la ética?

La ética trata del sentido que damos a las decisiones cotidianas. No se trata de normas (morales) generales de lo que es "bueno o malo“. Se trata más bien de cómo darles un sentido y un uso significativo a esas normas en cualquier nivel de responsabilidad. La ética es un proceso heurístico, individual y de grupo que va y viene. De la elaboración de normas y el sentido que les damos. La ética trata de la toma de decisiones; de dilemas a los que debemos hacer frente.
Sin embargo, no es suficiente abordar la "cuestión ética" únicamente en el nivel corporativo. La preocupación ética tiene que ser incorporada en la cultura cotidiana corporativa. Los códigos y cartas éticas sólo tienen sentido si se encuentran en interacción con la cultura corporativa efectiva (no la idealizada) y con la organización y el estilo de gestión.
Los empleados deben ser capacitados para "dar sentido" a sus decisiones diarias, y para utilizar su juicio para tomar decisiones. Decisiones que deben tratar, en la medida de lo posible, lo que se refiere a preocupaciones por la prestación económica de la organización, por el impacto ecológico y social de sus actividades; preocupación por los procedimientos internos y la reglamentación, y por la calidad del acto mismo.

De la ética en las Finanzas

Los negocios se basan en la instrumentalización que es el corazón de la teoría de la agencia. Esto se aplica igualmente a los accionistas, gerentes, empleados, así como a los clientes. Entonces, ¿es posible que un actor instrumentalice totalmente al otro y espere que este último no haga lo mismo con los demás, clientes o empleados? Kant dice: "trata al otro no sólo como un medio". Así, habría que vender y diseñar productos que sean "útiles" y no únicamente para los que existe un mercado. Pero en realidad, un intermediario financiero es un ¿asesor o vendedor? Si fuese un asesor ¿hubieran sido inventados los créditos subprimes?
Lo anterior sumado a la explosión de procedimientos complejos y anónimos pueden obstruir el “dar sentido a”, que mencionamos anteriormente. Este conjunto de circunstancias y acciones pueden engendrar un peligro de "abdicación ética o de alienación" donde los empleados no pueden o no quieren buscar el sentido. Estos últimos ejecutan su tarea, y sólo se concentran en la eficiencia.
Por otra parte, la ética tiene también una dimensión organizacional importante dentro de las empresas que no se debe minimizar, pues las organizaciones pueden también ser "diseñadas para matar".
En definitiva, la ética debe servir para dar sentido a las decisiones de las empresas y sus empleados, minimizando o eliminando los procedimientos complejos en las organizaciones que pueden llegar a ser un factor que lo impida.

Algunas preguntas abiertas

¿Quién es el cliente? ¿Es un "paciente" o un "cliente"? ¿Para ser servido o para ser atendido? ¿Responsabilidad o contrato fiduciario? ¿Son las finanzas una "profesión" - con una deontología específica- o son solamente un comercio? Estos dilemas generan inevitablemente conflictos de intereses múltiples como es el problema de los “business models” de los conglomerados. ¿Las remuneraciones ciegan y vuelven obedientes a los banqueros? Este último interrogante precisa una transparencia en los mecanismos de remuneración.
En definitiva, las finanzas deben garantizar el va y viene entre relaciones y transacciones. La transacción no debe bajo ningún motivo imponerse a la relación. La relación se basa en la construcción de la confianza, que es un proceso a largo plazo. La confianza institucional e interpersonal ha de ser confirmada en todos los niveles.

Lectura recomendada: Dembinski, Paul H., ¿Finanzas que sirven o finanzas que engañan?, Piramide, 2010.

Paul Dembinski es director de L’Observatoire de la Finance, fue creado en 1996 como un centro de reflexión o think- tank que enmarca sus trabajos y debates en aspectos relativos a la responsabilidad individual y colectiva en el mundo financiero. Con sede en Ginebra, basa su trabajo en la formulación y el desarrollo de ideas, la propuesta de nuevos retos y la implantación de procesos que doten de contenido ético al debate técnico en las finanzas.

Premio Robin Cosgrove: un instrumento único para promover la ética en las finanzas

Email: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. - Web: www.robincosgroveprize.org

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